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18 Los dolores de Antíoco eran insoportables, pues Dios lo estaba castigando justamente. Y en su desesperación, les escribió a los judíos la siguiente carta de súplica:

19 «Yo, el rey Antíoco, jefe del ejército, saludo a los honrados ciudadanos judíos y les deseo salud, prosperidad y bienestar. 20 Es mi oración que ustedes, junto con sus hijos, se encuentren bien y que se les cumplan todos sus deseos. Confío en que así será, y le doy gracias al Dios del cielo.

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